Por Luis Argañarás
Con frecuencia, se afirma que la poesía es "hermana" del mito; o, por lo menos, su pariente más próximo. Quizás por esa cercanía, N'TONAXAC, DANZA EN EL VIENTO, el ensayo escrito por la poeta, narradora y antropóloga Elizabeth Bergallo, se presenta ante nuestros ojos y oídos con destellos y resonancias propios de la palabra poética.
La poesía implica una manera de instalarse en el mundo, de observarlo y de vivirlo. También es la forma expresiva de esa cosmovisión. Es la búsqueda del lenguaje forjador, de la profundidad de la sencillez. El lenguaje más propicio, la forma más adecuada a la hondura del contenido de este libro, a la difícil tarea de adentrarnos en ese universo desplegado a través de distintos relatos, testimonios y textos.
Tarea nada fácil, decimos, por el desafío de librarnos, o al menos colocarlos entre paréntesis, de los paradigmas de la conciencia lógica de la cultura occidental, para indagar los de la conciencia mítica.
Para aquélla, el mito es relato fantástico, leyenda, fabulación, ficción, imaginario colectivo y su expresión literaria. Para ésta, el mito es estructura vital y vivencial; es también palabra potente, eficaz y efectiva. Y el rito, el ritual, es su actualización, su puesta en escena.
"Memoria y resistencia qom" es el subtítulo, y le sienta bien. Lo que es en la conciencia lógica recuerdo, metáfora, pasividad y reconstrucción del pasado, en la conciencia mítica se vuelve actualidad, realidad, actividad y dinamismo del presente.
La mirada de Elizabeth es profunda e intensa y, vuelta palabra, nos insta desde esas páginas esenciales a leer y seguir leyendo el gran palimpsesto de la naturaleza.
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